El agua limpia es el principio de todo

Imagina si… por primera vez… cambiases la vida de un niño… para siempre. Para Isata de 14 años, la vida cambió para siempre la primera vez que fluyó agua limpia en su aldea de Sierra Leona.

Su madre, Aminata, hacía todo lo que podía para llegar a fin de mes para que su hija pudiera ir a la escuela, pero los gastos de escolaridad estaban más allá de sus medios financieros.

«Recolecté semillas de palma bajo las palmeras y las usé para producir y vender aceite», dice Aminata. «Vivíamos del día a día. Era muy agobiante».

Aminata pidió dinero prestado para pagar la educación de Isata. «Con su viejo uniforme y cansada de las tareas diarias como ir a buscar agua y no dormir lo suficiente por el hambre, Isata estaba en la escuela pero no podía concentrarse bien.» dice su madre. 

Isata pasaba tres horas diarias buscando agua en el río para su familia. Era el mismo lugar donde los pastores traían su ganado para beber y donde se bañaban, lavavan sus ropas y recogian agua potable.

«Me enfermaba cuando bebía agua y luego tenía que permanecer en cama durante mucho tiempo», recuerda Isata. Su familia también sufría otras enfermedades como el paludismo, pero no tenían recursos para pagar la ayuda médica.

Todo cambió para Isata cuando World Vision se asoció con su comunidad a través del apadrinamiento infantil. World Vision ayudó a restaurar un punto de agua cerca de su casa. Con agua limpia disponible cerca, Isata ahora ahorra mucho tiempo y energía cada día.

En lugar de ir a buscar agua, por primera vez, puede simplemente aprender y jugar. El agua limpia asegura que todos los miembros de la comunidad estén sanos y mucho mejor.

Los padrinos de World Vision también ayudaron a proporcionar mosquiteras, manteniendo a Isata y a todos en su comunidad a salvo de la malaria. Apoyan a la comunidad de Isata con material didáctico: libros, bolígrafos y mochilas escolares. Además, los maestros reciben capacitación en el lugar para poder mantener un alto nivel de enseñanza en las zonas rurales.

«Antes de convertirme en una niña apadrinada, ni siquiera podía escribir mi nombre», dice Isata. «Ahora, puedo escribir bien. De mayor me gustaría construir más escuelas para todos los niños de Sierra Leona», dice.

Gracias a los grupos de ahorro facilitados por World Vision y a las medidas para promover los ingresos, la familia ha encontrado estabilidad. La madre de Isata aprendió a comprar y revender aceite de palma y ahora puede permitirse comida para todos, pagar la matrícula escolar de sus hijos, y pagar los tratamientos médicos necesarios.

«No preocuparme por si hoy podré comer o no, me hace feliz», dice Isata. «Lo mejor es sentirse lleno. Mi comida favorita es la sopa de cacahuete».

Aminata disfruta mucho de su hija. «Isata disfruta yendo a la escuela. Está interesada en aprender. Yo soy muy feliz por ello».

Ambas saben que sus vidas habrían sido diferentes sin su madrina, a quien llaman «madrina».

«Mi madrina es mi amiga», dice Isata. «Recibo cartas tan hermosas de ella. Me gusta lo que escribe y las fotos que me envía».

Para Aminata, la «madrina» de Inglaterra es más que una amiga. «Ella es mi hija mayor, y estoy muy feliz haberla conocido.»

La vida de Isata, Aminata y su comunidad cambió para siempre cuando World Vision comenzó a apoyarles  a través del apadrinamiento infantil. 

Cada 60 segundos, World Vision logra otras primeras veces:  una familia recibe agua, un niño hambriento es alimentado y una madre tiene la capacidad de ganar lo suficiente para mantener a su familia.

En lugar de ir a buscar agua, por primera vez, puede simplemente aprender y jugar

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