En Kenia, el futuro de la agricultura es femenino

“El clima ha cambiado, por lo que nuestras vidas también deben cambiar”.

Estas son las palabras de Ubah, líder de un grupo de madres en el condado de Garissa, Kenia.

Como muchos de nosotros, ella está viviendo los efectos del cambio climático. Desde los días más calurosos hasta las inundaciones y la sequía, parece que el clima no da descanso. 

Pero en el este de Kenia, donde vive Ubah, el efecto dominó del cambio climático va mucho más allá del ámbito del clima. Ya está trastornando medios de vida y llevándose consigo una forma de vida que es tan antigua como la comunidad misma.

Miembros de la comunidad de Garissa participan en una formación sobre agricultura climáticamente inteligente.

Desde que Ubah tiene recuerdos, la gente de su aldea se han dedicado al pastoreo. Vaiajaban con su ganado, llevándolo a lo largo de cientos de kilómetros antes de venderlo en los mercados y así llevar ingresos a sus familias.

Las condiciones áridas del este de África no son nada nuevo, pero este año ha sido diferente. Las temporadas  de sequías severas ha acabado con la vida de muchos animales, mientras que los mercados han cerrado debido a la pandemia. La carga que esto supone para los pastores es inmensa.

Sin ganado, la fuente de alimentos de la comunidad de Ubah quedó literalmente cortada. La gente se moría de hambre y los niños sufrían de desnutrición.

 

Marwan, un voluntario de salud comunitaria que visita los hogares y remite a los niños con desnutrición aguda a los centros de salud.

La peligrosa combinación entre el clima cambiante y la pandemia ha hecho que la comunidad deba adaptarse. Y así lo hicieron en 2021.

Se dirigieron a las personas que más conocían las necesidades de ña comunidad y las de sus niños. Aquellas personas que la comunidad a veces se pasaba por alto: las mujeres.

Juntos adoptaron el modelo de regeneración natural administrada por agricultores («FMNR»), un sistema que ayuda a restaurar la estructura y la fertilidad del suelo, rehabilitar el nivel freático y aumentar la biodiversidad.

World Vision capacitó a los voluntarios de salud de la comunidad, a las madres y a los cuidadores para identificar a los niños con desnutrición aguda utilizando la cinta de circunferencia del brazo medio-superior (MUAC).

Luego establecieron ‘Masalani’, grupos de apoyo de madre a madre para la agricultura donde las mujeres recibieron semillas para crear huertos familiares y se colocaron al frente de la solución del hambre en su comunidad. Y Ubah lideró la carga.

“Al practicar la agricultura, mi familia no tiene que seguir migrando todo el tiempo en busca de pastos y alimentos”, dice Ubah. “Ahora tenemos todo lo que necesitamos aquí en casa”.

A lo largo de esta transición, World Vision se comunicó con regularidad, manteniéndose flexible a las necesidades de la comunidad y las condiciones cambiantes. Cuando los niveles de desnutrición comenzaron a aumentar nuevamente, se invirtió en ‘Plumpy Nut’, un suplemento nutricional diseñado para promover un rápido aumento de peso a través de la ingesta de una amplia gama de nutrientes, específicamente diseñado para salvar a los niños al borde de la enfermedad o la muerte. Esto mantuvo vivos a los niños mientras crecían los cultivos.

Los grupos de apoyo a las madres formados por World Vision en técnicas agrícolas eficaces están ayudando a las comunidades a practicar una agricultura climáticamente inteligente y a impulsar la seguridad alimentaria

“El agua nos permite cultivar alimentos e incluso el forraje que mantiene a nuestros animales saludables durante todo el año”, dice Ubah. “Debido a esto, vivimos en armonía con las comunidades vecinas con las que luchábamos anteriormente, cuando competíamos por las limitadas tierras de pastoreo de la zona”.

Todo esto es posible gracias a los donantes de World Vision. Juntos hemos logrado avances increíbles contra el hambre a lo largo de los años. Sin embargo, en este momento, en muchos lugares, estas batallas ganadas con tanto esfuerzo se están desvaneciendo. El impacto de los últimos dos años ha llevado a 45 millones de personas al borde de la inanición. Pero las intervenciones agrícolas, como la que recibió Ubah, pueden ayudar a detener el hambre en seco. Por eso necesitamos tu ayuda, para seguir ayudando a las familias y comunidades, a sobrevivir y recuperarse. 

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