Mi historia con Thabani

Por Eloisa Molina, directora de comunicación de World Vision España.

Este es Thabani, mi niño apadrinado durante 12 años. Os pido perdón por robar este espacio en el que solemos hablar del trabajo de World Vision para usarlo como un espacio personal. Soy Eloisa Molina, directora de comunicación de World Vision España y esta es mi historia con Thabani.

Hace justo 12 años empecé a trabajar en esta organización. Cada día, cuando llegaba a la oficina, veía como la foto de Thabani seguía la primera en el listado de niños y niñas que buscaban padrino o madrina. Desde el primer momento me enamoré de su sonrisa.

Así fue como decidí apadrinar a Thabani

Pasadas un par de semana me di cuenta de que efectivamente, estaba trabajando en una organización de desarrollo para cambiar la vida de la infancia más vulnerable, pero… me faltaba algo más, algo que fuese personal, algo que me hiciese ver que yo misma, como individuo, estaba ayudando a cambiar las cosas.

Así fue como decidí apadrinar a Thabani. Entonces, tenía 6 años y una discapacidad que hacía su vida mucho más complicada que la del resto de niños y niñas de su edad.

Hemos crecido juntos

Durante estos 12 años le he acompañado en los momentos bonitos como en sus cumpleaños, le he mandado todo mi cariño en forma de cartas, pequeños regalos… ¡Me encantaba mandarle un apoyo económico extra y que parte del dinero lo gastase en comprarse nubes de chuchería!

He apoyado económicamente a su familia para salir adelante ya que el vivía con su abuela y los recursos no sobraban en ese hogar. Hemos intentado que asistiera al colegio y lo hizo durante algún tiempo.

Hemos pasado temporadas malas en el hospital, con mucha medicación, rehabilitación y terapias, pero siempre las hemos remontado, juntos, el allí con su familia y amigos y yo desde Madrid pensando en él y apoyando económicamente su recuperación. Porque así es como funciona el apadrinamiento, todos los niños y niñas tienen un potencial increíble para cambiar el mundo, su país, su situación… pero necesitan que nosotros, desde el otro lado del mundo creamos en ellos y les ayudemos a buscar su lugar.

Thabani también lo tenía. El no podía andar ni hablar, pero con su sonrisa y su mirada alegraba a todo el equipo de World Vision que le visitaba frecuentemente y así me lo hicieron saber mis compañeros en terreno. De esas visitas, lo que más le gustaba era cuando llegaba el conductor y le ponía la música de la radio del coche a tope.

Me ha cambiado la vida 

Pero también me cambió la vida a mi, esa mirada y esa sonrisa me hicieron ver que esto es lo que quería hacer el resto de mi vida: trabajar en desarrollo para aliviar las necesidades de la infancia más vulnerable. Ahora Thabani ya no está con nosotros, esta vez no pudimos superarlo, pero siempre te recordaré como el niño con la sonrisa más bonita del mundo. ¡Gracias!

Mi situación personal también ha cambiado, ahora soy mamá y quiero enseñar a mis hijas todo lo que el apadrinamiento me ha enseñado a mi durante años. Apadrinaremos un niño o una niña de nuevo, probablemente nos animemos a “Ser Elegidos” y que sea ese pequeño o pequeña quién decida que nuestra familia le acompañe en esta aventura que es la vida.

Historias relacionadas