No más felices para siempre

Imagina la próxima boda a la que te inviten. Miras la lista de regalos de boda para hacer tu elección. ¿Qué vas a dar para apoyar a la pareja de recién casados mientras comienzan su nueva vida juntos? ¿Platos? Ropa de cama?

¿Y si la novia fuera menor de 18 años? ¿Qué elegirías entonces para ella? Dada que la razón principal del matrimonio infantil es la pobreza, ¿tal vez comida para su familia? ¿Cuotas escolares para sus hermanos?

Para las 12 millones de niñas que cada año se casan siendo menores de edad, no hay otra opción que contraer matrimonio, a menudo con un hombre mucho mayor. Las familias se ven obligadas a tomar la insoportable elección entre la supervivencia de su familia y la infancia de una hija. El «precio de la novia» pagado a su familia puede ayudar a cubrir los gastos esenciales del día a día; su marcha significa una boca menos que alimentar.

En otras situaciones, las normas sociales imperantes pueden significar que el matrimonio infantil no se considera como una negación de la educación o la libertad de una niña, sino como un importante rito de iniciación en la adolescencia. Independientemente de los factores que impulsan cada matrimonio, la realidad es que, en este momento, hay 650 millones de niñas casadas en todas las regiones del mundo. De media, 22 niñas se casan cada minuto. Para estas chicas no hay un «felices para siempre».

Para la mayoría de estas niñas, la realidad del matrimonio infantil está lejos de ser romántica. Se ven obligadas a tener relaciones sexuales y tener hijos antes de que estén física o emocionalmente preparadas. Tienen que asumir múltiples responsabilidades domésticas. Probablemente se perderán la oportunidad de completar su educación. La investigación ha demostrado que esto impacta no solo en sus resultados de salud a largo plazo, sino también en los de sus futuros hijos.

Y el número de matrimonios infantiles está aumentando a medida que la COVID-19 continúa quitando los medios de subsistencia de las personas, así como sus vidas. La investigación de World Vision ha demostrado que las consecuencias económicas de la pandemia están afectando de manera más severa a las comunidades más vulnerables. En los próximos años a esta crisis se producirán hasta 13 millones de matrimonios infantiles adicionales previstos por el UNFPA, y al menos cuatro millones más de niñas se casarán en los próximos dos años.

Sin embargo, contra todo pronóstico, los niños y niñas están optando por cambiar la narrativa. En comunidades de todo el mundo, los niños están impulsando un poderoso movimiento para acabar con el matrimonio infantil, apoyado por World Vision. Tomemos a Dola de Bangladesh, ahora de 16 años, que comenzó a movilizarse contra el matrimonio infantil a los 10 años y desde entonces ha ayudado a detener más de 600 matrimonios en su comunidad.

Su coraje es igualado por aquellos que trabajan en Afganistán, donde a pesar de los desafíos adicionales de un contexto frágil, los esfuerzos para abordar el matrimonio infantil están siendo aprovechados por el poder de los líderes religiosos. Actúan como agentes de cambio para transformar las normas sociales que permiten el matrimonio infantil.

Dola, de 16 años, se niega a quedarse de brazos cruzados mientras sus compañeros se casan antes de tiempo.

Involucrar a los líderes religiosos también es fundamental para cambios sostenibles en las normas sociales que pueden obstaculizar o ayudar a los esfuerzos para poner fin al matrimonio infantil. En Uganda, los niños y los líderes religiosos se han unido en forma igualmente poderosa. Las actividades del Club de la Paz de World Vision han empoderado a los adolescentes para defender los derechos del niño y la niña, que van desde la protección contra la violencia hasta el matrimonio infantil. Los líderes religiosos organizaron y apoyaron a los niños para que se convirtieran en campeones del cambio de comportamiento en la comunidad y ayudaron a reducir los casos de matrimonio infantil. Basándose en campañas masivas de «regreso a la escuela», han seguido reduciendo la incidencia del matrimonio infantil a pesar de la pandemia, mediante mensajes comunitarios, sensibilización, visitas puerta a puerta y programas de radio.

Un movimiento por el cambio. 

Inspirándose en estos ejemplos, en más de 35 países, los niños y niñas lideran a sus comunidades, compañeros y simpatizantes. 

Sin estos llamados al cambio, el matrimonio infantil corre el riesgo de ser visto como demasiado complejo, demasiado tabú o simplemente demasiado costoso para cambiar. Sin un mandato público para el cambio, poner fin al matrimonio infantil se derrumba en las listas de tareas pendientes ya desbordantes de los líderes. A pesar de esto, miles de personas en 35 países están optando por defender a las niñas y cambiar su futuro.

A nivel local, nacional y mundial, al unirte y pedir el fin del matrimonio infantil, las comunidades, los niños y las personas que apoyan a World Vision estamos demostrando el poder de actuar como un movimiento. Haciendo fuerza a través de las fronteras, estamos tomando la decisión de alzar la voz contra el matrimonio infantil. ¿Y tú? ¿Elijes unirte a ellos?

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