Olena prioriza la educación de los niños

“Estuve aquí desde el principio, cuando empezó la guerra. Quería ayudar a las familias con lo que estuviera en mi mano».

«Empecé como voluntaria ayudando como traductora a los refugiados ucranianos que buscaban refugio en Brasov», explica Olena Malchevska, madre de dos hijos que vivió en Járkiv y Kiev.

Como ucraniana casada con una persona rumana, su corazón estaba con las familias que abandonaban sus hogares en medio del frío invierno para encontrar un lugar seguro en Rumanía.

Finalmente, se unió al Proyecto de Educación de World Vision, ubicado en el Centro de Negocios CATTIA de Brasov (Rumanía), que ofrece actividades de aprendizaje para niños en el cantón educativo organizado por UNICEF.

«Llevamos a cabo diversas actividades educativas para niños y niñas en edad escolar, adaptando la forma en que se aprendóa en Ucrania para que su adaptación fuera más fácil», explica Olena.

Estas actividades también se diseñaron para que los niños y niñas estuvieran tranquilos y se sintieran como en casa, dándoles una sensación de seguridad y normalidad.

El informe No Peace of Mind de World Vision cita estudios que mostraban que «más del 22% de las personas afectadas por conflictos pueden acabar padeciendo algún tipo de trastorno mental».

El informe destaca además que al 45% de los padres les preocupa la salud mental de sus hijos.

«Cuando veo los efectos positivos que se producen en los niños, es una sensación muy agradable. Cuando veo que se transforman, empiezan a aprender y a desarrollarse».

«Muchos de ellos pasan todo el día, sobre todo en verano, pero otros entran y salen», explicó.

La ayuda de World Vision a los refugiados ucranianos que huyeron a Rumanía ha llegado a más de 88.000 personas con el apoyo de 19 socios en 10 municipios.

La ayuda incluye la atención de las necesidades básicas, la integración y el apoyo para acceder a otros servicios, especialmente para los niños y niñas.

En la clase de Olena hay niños desde los seis años hasta los 14, agrupados según su edad.

«Tenemos tres programas diferentes para ayudarles a continuar su educación. También aprenden rumano», añade.

Observó que los niños que vivieron experiencias muy peligrosas en la guerra necesitan más tiempo para adaptarse.

Los padres se sienten más aliviados cuando ven que el estado de sus hijos mejora.

El equipo de World Vision siempre hace todo lo posible para que los niños se sintieran cómodos, jugaran, aprendieran y realizaran las actividades juntos.

«Empezaron a ser más abiertos. Este es un trabajo muy importante para mí».

«Aprender la lengua rumana era muy importante para los niños, para que pudieran comunicarse con otros niños y estudiar en las escuelas locales», señala Olena.

«Hablamos de muchas cosas, como de cultura y el arte de Ucrania y Rumanía».

«Escuchamos sus opiniones y me alegra que muchos de ellos expresen que se sienten seguros en Rumanía», añadió Olena.

Cuando los niños y niñas empiezan a aprender bien el idioma, Olena dice que enseñan a sus padres algunas palabras en casa.

«Mi hijo ha vuelto a Kiev y no puede salir del país».

«Estoy preocupada por él, pero sé que alguien también cuidará de él mientras yo ayudo a otros niños y niñas aquí en Rumanía».

«Si nos ayudamos así, muchos de los problemas del mundo se solucionarán», concluyó Olena.

La respuesta a la crisis de Ucrania de World Vision, que abarca cuatro países: Georgia, Moldavia, Rumanía y Ucrania, ha llegado a más de 613.393 personas necesitadas, siendo más de 150.000 de ellas niños y niñas.

Historias relacionadas