Los niños pueden ser asombrosamente resistentes, pero en Siria se han enfrentado a 10 largos años de heridas, muerte y destrucción incesantes. Tras a una década de guerra, han perdido su educación, la seguridad, los ingresos familiares y la esperanza de un futuro futuro pacífico.
En el último año, la pandemia de COVID-19 ha dejado a muchos de nosotros luchando con restricciones de libertad personal, la falta de acceso a los servicios
servicios esenciales, la incertidumbre económica, la pérdida de puestos de trabajo, la mala salud y la pérdida de seres queridos. Imaginemos que estos
últimos 12 meses se repitan una y otra vez durante otros nueve años. La idea es simplemente demasiado terrible para comprenderlo, y esto ni siquiera
ni siquiera se acerca a lo que los niños de Siria han tenido que soportar durante 10 largos años.