Por Matt Hyam, relaciones con Iglesias de World Vision UK.
A veces oyes hablar de algo asombroso y resulta que cuando lo ves no es tan bueno como te lo habían pintado.
En septiembre me invitaron a visitar con otros colegas nuestro programa de desarrollo en Uganda y conocer de primera mano nuestro trabajo allí. Tendríamos la oportunidad de hablar con el personal local y descubrir el impacto y los entresijos de nuestro ministerio de manera que a nuestra vuelta pudiéramos comunicar nuestra misión de una manera que le haga justicia.
Estábamos allí para vivir Elegido, la nueva forma de apadrinamiento que pone en manos de los niños el poder de elegir a sus padrinos. Elegido da un giro sorprendente al apadrinamiento de niños. Los padrinos envían fotos e información sobre sí mismos, las fotos se exponen en la comunidad como parte de una «fiesta de elegido» y luego los niños eligen a quién les gustaría apadrinar.
Temía que Elegido no fuera tan bueno como lo estábamos contando.
En World Vision UK colaboramos con un proyecto en Pajule, en el norte de Uganda.
La historia de Uganda es muy triste y yo sabía que esta zona había sido devastada por el conflicto, lo que había provocado mucho sufrimiento y destrucción. Sabía que formábamos parte de la ayuda de emergencia que recibieron las víctimas los primeros días, liderando campos de refugiados y atendiendo a los afectados que en algunos casos eran obligados a convertirse en niños soldado o y las niñas y mujeres obligadas a casarse. Sabía que nuestro trabajo se centraba en transformar comunidades enteras, y que el dinero se destinaba a la puesta en práctica de un plan elaborado con líderes comunitarios y eclesiásticos, no sólo a los niños apadrinados.
Un baile de esperanza
También sabía que, cuando Elegido se lanzó en diciembre de 2019, las mujeres realizaron una danza de la «esperanza». Una danza que no hacían desde hacía 20 años tras la guerra de los años 90. Yo se lo había contado a mucha gente en UK porque es inspirador y desgarrador. Cada vez que lo hago, tengo que contener la emoción.
Volviendo a mi visita. Como ya he dicho, a veces oyes hablar de algo que parece increíble (sobre todo cuando has estado contando a todo el que te quiere escuchar lo increíble que es), luego lo ves y no es lo que pensabas. La obra que vi en Pajule no era lo que yo pensaba.
De todas las formas imaginables, aquello superaba con muchos mis expectativas y mi compresión del trabajo de World Vision a través de nuestro programa de apadrinamiento de niños. Sinceramente, me avergoncé de lo mal que lo había comunicado. Así que, ¡aquí está la oportunidad de corregirlo!
Elegido: Transformador
Tras un aterrador vuelo de una hora, en lo que sólo puede describirse como una gran lavadora con hélice, llegamos a Gulu donde se encuentra la oficina de la región Norte de World Vision Uganda. Conocimos al personal involucrado en trabajar en diferentes zonas y proyectos de esa región y nos explicaron cómo trabajaban.
Me interesaba conocer su opinión sobre Elegido porque imaginaba que organizar las fiestas y todo lo que conlleva suponía mucho trabajo extra para el personal ugandés, y dudaba que le encontrasen sentido al esfuerzo de organizarlas.
Sin embargo, cuanto más hablaba con el equipo de World Vision en Uganda más claro me quedaba que realmente les gustaba Elegido como modelo de apadrinamiento. Empecé a preguntarme por qué les gustaba Elegido. Así que les pregunté:
¡Tenían tantas razones!
Los padres participan plenamente en la fiesta de Elegido y pueden ver a su hijo elegir padrino, así como la foto que eligen, y se implican plenamente en todo el proceso.
Una madre nos dijo: «Cuando vi a mi hijo elegir a su padrino, supe que los blancos ya no son nuestros dueños».
El director regional nos dijo que Elegido había acercado de forma transparente el proceso de apadrinamiento a los padres y a la comunidad en general, como resultado, la aceptación por parte de los padres no tenía precedentes. Participaron plenamente en todo».
Esperanza en el futuro
Un pastor nos dijo que ahora los padres y la comunidad ven realmente a los niños como la esperanza para el futuro.
Hemos hablado de dar a los niños la oportunidad de elegir algo por primera vez, y es cierto. En varias conversaciones quedó claro que los niños de Uganda no suelen poder tomar decisiones sobre nada, ni siquiera sobre la ropa que se pondrán, por lo que elegir a su padrino fue significativo.
Es increíblemente profundo que, gracias a esa elección, y con los padres y la comunidad viéndolos como la esperanza para el futuro, los niños se hayan sentido realmente capacitados para tomar más decisiones. Realmente son embajadores de toda la comunidad.
Parlamento Infantil
Estábamos hablando de esto durante un viaje en coche, reflexionando sobre lo que estábamos viendo. Me dirigí a Eric, el director regional (y nuestro conductor durante el día) y le pregunté: «¿Hay alguna forma de que los niños puedan actuar realmente como embajadores de la comunidad?».
Eric respondió de una forma a la que me estaba acostumbrando durante el viaje: «Ya lo hacemos».
Continuó explicando qué el Parlamento Infantil, en el que dos niños de cada escuela son elegidos por sus compañeros como representantes. Se reúnen de diferentes escuelas y organizan algunos debates con ministros del gobierno.
Hace poco, nos contó, el gobierno local quiso cerrar una escuela porque no tenía aseos. El Parlamento Infantil entró en acción y consiguió convencer a las autoridades locales de que construyeran un bloque de aseos y salvaran la escuela.
Un pastor nos dijo que los casos de abuso infantil habían disminuido enormemente en Pajule, ya que los niños saben ahora que tienen a alguien a quien acudir, y los adultos saben que los niños hablarán con World Vision.
Comunidades transformadas
Como ya he dicho, sabía que lo que hacíamos transformaba las comunidades, equipándolas hasta el punto en el que ya no nos necesitan más sino que pueden continuar el desarrollo iniciado ellas mismas. Pero no tenía ni idea de lo global que es y de la diferencia que marca Elegido.
Permítanme retroceder unos pasos.
Pajule fue diezmada por una guerra que empezó en los años 90 y duró más de 20 años. No había más que campos de refugiados. Algunas personas vivieron en campos durante casi dos décadas. Cuando por fin volvieron a casa, hace 15 años, no había hogar al que regresar. No había cultivos, ni animales, ni edificios. No había nada.
Ese es el punto de partida de la historia de Elegidos en Pajule. Esa es la razón por la que las mujeres llevaban 20 años sin representar una «danza de la esperanza».
Cuando decimos que trabajamos con los niños más vulnerables del mundo, es la realidad.
World Vision trabaja un modelo en el que reúne grupos de hasta treinta hogares, nombrando a un cabeza de familia y líder comunitario, y un espacio central, en el que ayudan a la comunidad a construir un centro de aprendizaje. Este centro sirve de eje para todo lo que ocurre en la agrupación: formación, aprendizaje académico, salud y nutrición, y protección.
La comunidad participa en cursos de formación para mejorar sus conocimientos agrícolas, aprender cuáles son los cultivos más resistentes a la sequía y sobre dietas sanas y equilibradas para ellos y sus hijos. Uno de los niños, cuando se le preguntó cuál era la mayor diferencia en su vida desde la llegada de World Vision, dijo: “ahora ya no comemos siempre lo mismo porque tenemos alimentos diferentes”
Juntos cultivan y crían ganado, comparten un fondo común y se apoyan mutuamente. Los alimentos sobrantes se venden y el dinero se destina a los ahorros del grupo. Me impresionó mucho cómo, en Pajule, la comunidad era el centro de atención: una imagen increíble de compañerismo, de compartir sus vidas en común.
Vidas transformadas
Fue desgarrador escuchar las historias de los padres, de su desesperanza absoluta, de crecer en campos de refugiados y volver a casa sin nada. Sin embargo, también era asombroso ver cómo sus vidas habían cambiado y cómo sus hijos vivían una vida sana y llena de esperanza que nunca habían tenido. Escuché una historia tras otra de cómo todo había cambiado gracias a nuestro trabajo. Como dijo una mujer, Elegido es «esperanza para Uganda».
Un pastor, que se había criado en un campo de refugiados, nos dijo: «Tenéis que preguntarles por el curso Empowered World View (Visión de empoderamiendo mundial) , lo cambia todo».
Así lo hicimos.
EWV fue creada por la Región de África Oriental de World Vision. En Pajule, todo el mundo sigue un curso bíblico de tres días, impartido por las iglesias locales y basado en cuatro «pilares»: identidad, visión, compasión y relaciones. A riesgo de simplificar demasiado, se trata esencialmente de ayudar a las personas a valorarse a sí mismas y a los demás, a través de la lente de cómo Dios las ve, lo que sustenta todo el trabajo allí. El resultado es que se reducen las actitudes de dependencia, hay más esperanza, mejores relaciones, mayor cuidado de los demás y del medio ambiente, mayores niveles de integridad y más sistemas y prácticas justos.
Impacto de World Vision
Nos sentamos fuera para reunirnos con un grupo de pastores. En la zona de Pajule, World Vision trabaja con más de cuarenta iglesias de distintas denominaciones: anglicanas, católicas, baptistas y pentecostales.
Nos interesaba especialmente saber si se trataba de una unidad auténtica o simplemente de una «unidad de abrevadero» (reunirse en torno a un lugar porque los intereses coinciden). Nos sorprendió gratamente ver que estas iglesias trabajan juntas de verdad, incluso compartiendo púlpitos. Les pregunté si habían trabajado juntas antes de la llegada de World Vision, y todos respondieron que no.
Hablaron de cómo las iglesias estaban creciendo y los niveles de discipulado estaban aumentando en sus congregaciones. ¿Quién iba a decir que nuestro trabajo estaba teniendo tanto impacto en las iglesias?
¿Y qué?
Cuando hablamos de apadrinamiento la mayoría de las personas piensan en un niño apoyado por un padrino que puede acceder a educación y disfrutar una vida con ciertas ventajas. Con World Vision las cosas no son así, se trata de impulsar a comunidades enteras.
Es fácil que no nos demos cuenta del poder de estas palabras. La realidad es mucho más rica y colorida. Ahora, en Pajule, se está empoderando a los niños, las comunidades trabajan juntas, las iglesias crecen, se recupera la esperanza y se asegura el futuro.
Me faltan las palabras para expresar lo mucho que significa el trabajo que hacemos gracias a nuestros padrinos y otros colaboradores.